Con la inauguración de la colección Metrópolis, mi objetivo es sumergirme en la esencia misma de la movilidad urbana, poniendo en el centro de atención un ícono tan emblemático como el metro. Cada pieza de esta línea de joyería, desde los aretes hasta los dijes, ha sido meticulosamente diseñada para reflejar la forma geográfica de la Ciudad de México, con las líneas del metro estilizadas y resaltadas por piedras de circonia naranja en sus intersecciones..
Al reverso de cada caja, encontrarás un código QR que te llevará directamente al mapa del metro, fusionando así el arte con la funcionalidad de una manera única. Esta elección minimalista en el diseño de la colección es un reflejo de mi profunda conexión con el entorno urbano que me rodea, especialmente en esta vasta metrópolis llena de movimiento y vida.
A través de Metrópolis, mi intención es celebrar el papel fundamental del metro como un vínculo vital que une a millones de personas y sus historias en el tejido urbano. Como diseñadora de joyería, estoy emocionada de ofrecer esta colección que no solo es estéticamente hermosa, sino también significativa en su representación de la vida urbana y la conectividad que nos define. Con aprecio y dedicación, Jezabel, Diseñadora de joyería.
En la década de 1950, la propuesta de un tren subterráneo, presentada por la compañía Ingenieros Civiles Asociados (ICA), enfrentó repetidos rechazos debido a preocupaciones sobre la ubicación sísmica y la naturaleza del suelo de la ciudad. Sin embargo, la visión del entonces regente de la ciudad, Ernesto Uruchurtu, llevó adelante esta ambiciosa empresa.
La primera fase de construcción del STC, que abarcó las líneas 1, 2 y 3, transformó la dinámica urbana al conectar puntos clave de la ciudad y aliviar la presión sobre el sistema de transporte existente. El diseño del tren y su entorno, con colores interiores diseñados para generar calma y exteriores vibrantes que contrastaban con el entorno subterráneo, reflejaban una atención meticulosa a la experiencia del pasajero.
El crecimiento económico y demográfico previo a 1968 exacerbó los problemas de transporte público y congestión vial en la Ciudad de México. Para abordar esta situación, el gobierno desarrolló planes que incluían expansiones viales y la construcción de nuevas rutas. Sin embargo, el proyecto más ambicioso fue la creación de un sistema de transporte subterráneo, dirigido por el ingeniero Bernardo Quintana y el arquitecto Ángel Borja.
El diseño de la identidad visual y señalética del metro, realizado simultáneamente con la construcción del sistema, respondió a la necesidad de una experiencia coherente y comprensible para los usuarios. Lance Wyman, conocido por su trabajo en los Juegos Olímpicos, fue el responsable de crear una imagen distintiva y funcional para el metro. Basándose en el logotipo original de Wyman, que representaba una "M" formada por tres líneas, se desarrolló una tipografía que incorporaba elementos geométricos y lineales, complementando así la identidad visual del sistema.
El Metro de la Ciudad de México no solo se convirtió en un medio de transporte esencial, sino también en un símbolo de la capacidad de la ingeniería y el diseño para abordar los desafíos urbanos más apremiantes.